27 de diciembre de 2013

2013


            Hace un rato escuchaba en las noticias una y otra vez lo terrible que había sido 2013 a nivel económico. El paro que se ha generado, la pobreza, la insatisfacción de unos y la decepción de otros. Como cada año por estas fechas toca hacer balance y cada uno hace el suyo según le haya ido en la fiesta.

Melendi le pide al cielo la “salud del anterior”, dice que no necesita dinero y que va “sobrao en el amor”.

Si se puede pedir, yo elijo lo mismo, salud, salud y salud…

Y mientras escribo esto se me viene a la cabeza el regalo que una amiga hizo a una compañera de trabajo de lo más original. Compró tres cajas de diferentes tamaños. La mayor hacía referencia a la salud con un bonito regalo dentro,  la mediana al amor, con unos deliciosos corazones de galleta y la tercera y más pequeña al dinero, dónde colocó un puñado de monedas de chocolate.

2013 ha sido el año de mi recuperación, sí, todo recto para adelante. Atrás quedó aquel 2012 en el que la sacudida movió el suelo que pisábamos. Este año hemos abierto las ventanas de par en par, hemos dejado correr el aire y hemos respirado hondo, muy hondo, hasta llenarnos de aire fresco. Lo hemos hecho todos y ha funcionado.  

El cáncer me ha dejado mucho y  gran parte de ello, muy bueno. Quizá lo mejor haya sido mi renacer. Encontrarme conmigo misma, la necesidad de estar sola, disfrutar del silencio y la búsqueda de momentos para mí,  me han hecho crecer y aunque sigo siendo la misma, todo o casi todo, es diferente.

El año comenzó finalizando el tratamiento y termina con la sonrisa en la cara, unos rizos indomables en la cabeza y con más fuerza que nunca, “tocada” pero ya no “hundida”.

Muchas personas han sido claves en este proceso y de no haber sido por el cáncer,  no me habría cruzado con ellas.

He aprendido mucho y aunque a veces me cuesta ponerlo en práctica, forma parte de mis cuadernos, los mismos que descansan noche tras noche en mi mesita.

He disfrutado, sobre todo con mis amigas y  he descubierto que el poder de las mujeres es imbatible.

He llorado mi dolor, mi rabia, mi desconsuelo, mi frustración…pero al día siguiente, ha salido el sol.

También he saboreado mis victorias, las buenas noticias y las comidas de fiesta.

He pensado mucho y he procurado que fuera en positivo poniendo alegría y color a días grises.

He amado a mi entorno, fundamentalmente a mis 3H porque son lo mejor que tengo y con ellos, al fin del mundo.

He reido con más ganas que nunca, aprovechando el momento y consciente de que todo pasa, lo bueno y lo malo. En atención plena se dice que todo pasa, que todo fluye y que nada permanece.

He hecho mucho, pero sobre todo, he sentido mucho y en  definitiva este año HE VIVIDO, que era el objetivo nº 1. Y ahora en 2014, 2015, 2016…2050… voy a dedicarme a vivir. Salud.



28 de noviembre de 2013

A VECES

       Hay veces que la vida se empeña en ponértelo complicado. Veces en las que caminas pacíficamente y te topas con algo desagradable e inesperado, con soluciones desagradables aunque esperadas. Veces en las que lo esperado no es bienvenido y te revelas contra ello. Veces en las que la resistencia te hace sufrir. Veces en las que aceptar no es la primera opción y te pones en pie de guerra sabiendo que la batalla está perdida antes de empezar.  Veces en las que la sabida derrota no es un síntoma de debilidad sino de sabiduría. Veces en las que lloras amargamente y deseas volver a la infancia. Veces en las que el recuerdo maravilloso del regazo de tu madre te transporta a la protección más infinita jamás vivida. Veces en las que sabes que lo vivido te ha hecho ser quien eres, pero que ahora toca otra cosa. Veces en las que te bebes las lágrimas, te echas un extremo de la bufanda a la espalda  y sigues caminando porque sabes que ese es el momento, el momento en el que empiezas a cambiar y a estas alturas,  ya sabes que el cambio llega más pronto que tarde. Veces en las que esto ocurre... pero solo ocurre a veces. Salud. 




17 de noviembre de 2013

CUÉNTAME UN CUENTO


        Había una vez una princesa a la que le gustaba escribir pero no solía hacerlo. Quizá pensaba que no era buena para ello y aquel pensamiento no hacía volar su lápiz sobre el papel. Tenía muchas ideas pero no le parecían brillantes ni dignas de quedar reflejadas en sus bellos y dorados cuadernos.

Un día la princesa enfermó y entristeció profundamente. Hablaba poco y salía poco, así que comenzó a escribir todo lo que sentía en un diario. Cada día contaba cómo había transcurrido y sus historias, aunque ahora en el papel, seguían siendo suyas. A lo largo de su convalecencia  escribió, escribió y escribió en cuadernos  que le hacían llegar desde  diversas partes del mundo.

Poco a poco la princesa se recuperó y abandonó su particular destierro. Abrió los ojos, se puso su mejor vestido, tomó aire y abrió la puerta. Tenía un deseo y una convicción “todo sería como antes”. Necesitaba la invariabilidad, que todo fuera igual. Tenía miedo de ver en el espejo a otra princesa, miedo a no reconocerse. El miedo la paralizó así que apartó la mirada de la nueva princesa, convencida de que si no la veía, no existía.  Cuando tuvo la certeza de que cada pieza estaba en su lugar, de que no había nada patas arriba, fue cuando se produjo el verdadero cambio.

Comprobó que no reía igual, no caminaba igual, no hablaba igual, no se divertía igual, no comía igual, no respiraba igual, no pensaba igual, no lloraba igual, no abrazaba igual, no quería igual… la transformación había llegado de forma discreta, tranquila, serena y dando señales que la princesa supo interpretar  e integrar.

Se miró y vio a la princesa que quería ser, estaba en paz. Era una nueva mujer, madre, hija, amiga… cambió y con ella su entorno. Aún quedaba recorrido pero estaba en el camino.

Y el nuevo cuento ha comenzado y este es de los que acaban bien. Salud

4 de noviembre de 2013

4 ESTACIONES

Primavera, verano, otoño e invierno. 4 estaciones, 4 oportunidades, 4 ciclos.

Tengo suerte. Siempre la he tenido. Sí, a pesar de las revisiones, a pesar del mazazo, a pesar del cáncer…  porque para tener cáncer, también hay que tener suerte. Y no hablo de la fase en que se detecta, no hablo de las sesiones de quimio, no hablo de las sesiones de radio, hablo de la manera en que te enfrentas a tu enfermedad y de la manera en que decides vivir tu recuperación. Hablo de la decisión de abrir los ojos a la vida y tomar conciencia de quien eres y de dónde estás. Hablo de tirar para adelante, de agarrarte al asiento y de pronunciar “no me moverán”. Hablo de poner buena cara a los nubarrones y decir que estás bien con voz firme. Hablo de derrumbarte para volver a levantarte una y mil veces. Hablo del miedo que espantas porque no quieres ver ni de lejos y le dices que “hasta aquí”. Hablo de todo mi equipo, el que yo ya tenía pero que tomó posiciones para ganar el partido cuando el cáncer llegó, el equipo que no me dejó caer, que me quiso, que me cuidó y me sujetó.

Hay veces que las ideas están ahí, no se sabe muy bien por qué, o como han llegado, pero están ahí. Creencias que se mantienen a lo largo de la vida, bueno, no toda y convives con ellas sin más. He asociado las estaciones del año a determinados estados emocionales y aún me pregunto de dónde ha salido semejante conclusión.

La primavera siempre me ha parecido maravillosa. Los días largos, las excursiones, el olor de primavera, los primeros días de playa, la huerta creciendo,  la luz, el sol, las flores… en primavera nació mi 2h, mi rosa de mayo.

El verano era mi estación preferida. Vacaciones, calorcito, paseos, fiestas, pueblo…

El otoño fue la estación de la tristeza, de la melancolía, en la que tocaba desprenderse de las maravillas del verano, quedaba atrás mucha diversión.

El invierno daba la opción del recogimiento fundamentalmente… con lo mal que se lleva esto en determinados momento de la vida. Mucho frío, mucha casa, mucha reunión familiar.

Reconozco que estas convicciones cambiaron cuando un verano me tocó recibir la peor noticia de mi vida, la que más me desestabilizó, la que hizo que esta estación se convirtiera en un auténtico infierno. Cambió también cuando el otoño se transformó en el momento ideal para desprenderme del horror y comenzar una intensa recuperación. Continuó cambiando cuando florecí en invierno, un cálido y largo invierno que dejó paso a una primavera que consolidó lo que había nacido al amparo del dulce frío.

Yo me siento afortunada. Quizá sea ingenua, quizá realista, quizá soñadora, quizá objetiva, quizá libre, quizá práctica. De cualquier manera, sé dónde radica mi suerte y por qué soy feliz.  Me satisface el día a día, la simplicidad, la facilidad y la rutina de la vida, cocinar, leer, charlar, escribir, preparar la ropa para el día siguiente, reciclar, recoger a los niños en el cole, observar, hacer la compra,  ir a trabajar, echarme en el sofá, callar, rodar por el suelo con mi 3h,  respirar, dormirme, amanecer un nuevo día…

Ahora no tengo una estación “ideal”. No prefiero ninguna. Todas están bien. En todas hay algo positivo, porque lo maravilloso no es lo que traen, sino lo que vivo. Salud.


26 de octubre de 2013

LAURA, SIMPLEMENTE "GRACIAS"


Hay varios proyectos en mi vida. Realmente, después del cáncer  le he puesto nombre a muchas cosas que antes no lo tenían. Ahora tengo la sensación de estar inmersa en muchas más cosas que antes. Aunque quizá solo sea una percepción mía, la sensación de vivirlo todo más, con más intensidad y aprovechamiento, me hace verlo así.

Mi madre que es muy refranera, suele decir que “no hay mal que por bien no venga”. Es evidente cual ha sido “el mal” y “el bien” todas las personas que me ha traido. Una de ellas es Laura a la que debía un simple “gracias”. Ella es “la fisio”, no “mi fisio”, ni “una fisio”… es algo así como “la jurado” o “the boss” , es decir,  únicos en su “especie”.

Nos conocimos hace tiempo a través de una amiga común que me dijo que una compañera de trabajo había montado un Centro, el “Centro Avanzas”. Un gran nombre que encierra todo un significado. Un proyecto del que soy, o por lo menos así me siento, parte.

Es de agradecer que podamos ir a un centro  de recuperación en vez de a una clínica. Afectividad, paz y silencio son parte de los ingredientes que se respiran en su centro además de incienso, aceites ecológicos y cremas naturales en vez de reflex. Allí se cura el cuerpo, pero sobre todo yo curé mi alma. Pienso que es un referente y bromeo con ella sobre que está perdiendo su potencial, que debería ser maestra de maestros y formar una escuela.

Implicada, entregada, auténtica, empatica, sencilla, humilde, prudente, sabia, dulce y cariñosa, espontánea, curiosa y algo fundamental: sabe escuchar;  Si, así es Laura.

Fue ella quien me sugirió el yoga Iyengar cuando le dije que necesitaba empezar con una actividad . No se equivocó. Ha sido toda una revelación. Imprescindible ya. Fue  con quien hablé  de los productos ecológicos y la necesidad de cambiar nuestra dieta. Fue con ella con la que compartí recetas, miedos, sueños, lecturas y alegrías, muchas alegrías.

Hace unos meses me regaló una camiseta que ella había pintado con una flor de loto “ un símbolo budista que representa el camino de la oscuridad a la luz. Nace del fondo del estanque, para subir a través del agua y elevarse en la superficie, abriéndose al mundo y mostrando la perfección de su belleza”,  me explicó en una bonita nota.

Las sesiones semanales han quedado atrás. Mi recuperación es un hecho. Hace poco volví por Avanzas después de un largo verano.  Un masaje siempre viene bien pero reencontrarme con  Laura fue infinitamente mejor.

Gracias una vez más por la esperanza, por la positividad, por tu precioso proyecto, por abrirnos las puertas de tu casa y concedernos sanar. Salud.





19 de octubre de 2013

19 DE OCTUBRE


Cuando tienes cáncer te sientes morir. La noticia se hunde en ti como una gran piedra en el agua que no opone resistencia por lo inesperado de la situación. Así estaba yo, tranquila, confiada, discurriendo por mi cauce cuando el enemigo ya había entrado. Ni un solo síntoma físico,  ni una sola llamada de alerta, ni la más mínima sospecha, solamente una profunda tristeza que me acompañaba aquella temporada. Supongo que fue una señal  que no supe interpretar en aquel momento y aunque si la percibí, la achaqué a otros asuntos.
Si, cuando te dicen que tienes cáncer en tu mente se dibuja tu muerte, una muerte próxima, una existencia incierta, más incierta que nunca, porque hasta el momento te sientes inmortal, fuerte y libre y es que a ti “esas cosas no te pueden pasar”. Pero pasan y yo soy otro ejemplo de ello.

Otro tópico; “a mí el cáncer me ha cambiado la vida”. Sí, así es, cambio hacia positivo, muy positivo. He entendido perfectamente de qué va la vida, he conocido gente estupenda y he comenzado  a hacer cosas para las que antes “no tenía tiempo” y ahora se han convertido en  imprescindibles.

El cáncer mata, eso es evidente, pero no siempre y los pacientes necesitamos que los médicos nos lo digan, que nuestro sistema sea más acogedor con nosotros cuando te ves al borde del precipicio sin un mísero agarre que rozar con las yemas de tus dedos. Necesitamos esperanza, que no engaños y que nos acompañen en un camino nuevo y muy angustioso. Está demostrado que los tratamientos funcionan mucho mejor cuanto más positivo está el paciente y lo percibe como algo sanador. Fuerza y positividad al enfermo se revelan como imprescindibles. También es cierto que en momentos tan difíciles necesitas el tan denostado en educación, aprendizaje por repetición, que consiste en que tu acompañante te repita una y otra vez lo positivo que ha dicho el médico, que por insistente, acabas integrando. Ahora, visto desde la distancia, me doy cuenta que no estaba preparada para apreciar lo positivo que me decían.


A mí me gustaría que la palabra cáncer dejara de ser el estigma de nuestra sociedad, sobretodo por todos los que enfermamos y pensamos irremediablemente que nuestros días están contados. Es una batalla social, lo sé,  pero hay que estar ahí, por eso escribo estas palabras, porque escribir del cáncer desde la positividad no es lo común, no es a lo que estamos acostumbrados, pero a mí hoy se me llena la boca para decir que sí, que se puede, que hay vida después del cáncer, que las cosas vuelven a ir bien, a ser lo de siempre, a recuperar la persona que eras antes y que con pequeños gestos cambiamos creencias  y así, triunfamos. Felíz día y salud, mucha salud.

26 de septiembre de 2013

CASAS ANTIGUAS


Hay un lugar en dónde me siento especialmente libre, plena, fuera del mundo pero en pleno epicentro, en paz, en armonía. Un lugar en que la lluvia no me moja, el sol no me quema y el viento no revuelve mi corta cabellera. Es un lugar mágico. Allí estoy a salvo. A salvo de mí misma, de mis miedos, de mis incertidumbres. Es un lugar en el que siento el equilibrio de la vida y entre el bien y el mal me mantengo en pie.

Allí lleve a mi 2H nada más nacer, a que se empapara de energía. A mi 3H para que gateara por el verde y volviera a sus orígenes.  Allí compartí parilladas, reuniones familiares, de amigos, risas, algún llanto, paseos, biberones a gatitos que estaban solos, excursiones nocturnas con frontales, capturas de animales para taller de observación (con suelta posterior siempre), visitas al mercao los domingos, huerta ecológica, dulce de membrillo, bonito en conserva, llagaradas de sidra dulce con castañas, recogida de manzanas, de kiwis, de avellanas, jarras de aguas fresca de la fuente, sobremesas de charla, cumpleaños, lecturas  “metida” por la cocina de carbón…Allí acudí cuando el cáncer llamó a mi puerta para tratar de aislarme. Allí me despedí y dejé a mis chicos cuando me fui a operar. Allí pasé largas tardes de recuperación, allí desconecté de mi dolor.

Dice Pedro Guerra que en las casas antiguas algo queda de quien las vivió, y ciertamente en esta, ha quedado lo mejor  de cada uno de ellos.También es cierto que las casas no son nada sin “su gente” y quien la habita ahora no deja de aportar momentos de alegría, despreocupación, paz y libertad.

Tener un lugar al que volver siempre es un placer y si te abraza y te mece…más aún. Salud

21 de septiembre de 2013

LAS TRES REJAS

Un joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de éste y le dice:

- Oye maestro, un amigo tuyo estuvo hablando mal de ti...

- ¡Espera! –lo interrumpe el filósofo-. ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que me vas a contar?

- ¿Las tres rejas?

- Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres contarme es absolutamente cierto?

- No. Lo oí comentar a unos vecinos.

- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que quieres decirme, ¿es bueno para alguien?

- No, en realidad no. Al contrario...

- ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad.

- ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?

- A decir verdad, no

- Entonces –dijo el sabio sonriendo-, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario…sepúltalo en el olvido.


Totalmente de acuerdo. Muchas veces nos empeñamos en decir la verdad, toda la verdad,  o todo lo que sabemos bajo una mal entendida “sinceridad” o “fidelidad”. Preferimos quedarnos en paz con nosotros mismos aunque al otro le duela cada palabra que está escuchando. Nuestra intención no es mala, estamos diciendo la verdad y siempre nos han dicho que la verdad, está bien.

Yo estoy cansada de tanta realidad gratuita y a bocajarro. Prefiero no saber, o que no me digan. Paso de ataques de sinceridad en los que la gente vomita todo cuanto opina de ti. Porque al final, no habla de ti, sino de lo que ella piensa que eres tú.


Dos personas que conozco  discutían-hablaban. Una dijo: “si no te lo digo, reviento”. La otra se limitó  a escuchar, pero habría sido un punto espetarle: “no me lo cuentes,  prefiero que  revientes”. Salud.

14 de septiembre de 2013

YO CONFIESO

“Confieso que, durante muchos años, consideré que era una indecencia hacer un uso artístico del propio dolor. Deploré que Eric Clapton compusiera  (lágrimas en el Cielo), la canción dedicada a su hijo Conor, fallecido a los cuatro años de edad al caer de un piso 53 en Nueva York; y me incomodó que Isabel Allende publicara Paula, la novela autobiográfica sobre la muerte de su hija. Para mí era como si estuvieran de algún modo traficando con esos dolores que hubieran debido ser tan puros. Pero luego, con el tiempo, he ido cambiando de opinión; de hecho, he llegado a la conclusión de que en realidad es algo que hacemos todos: aunque en mis novelas yo huya con especial ahínco de lo autobiográfico, simbólicamente siempre me estoy lamiendo mis más profundas heridas. En el origen de la creatividad está el sufrimiento, el propio y el ajeno. El verdadero dolor es inefable, nos deja sordos y mudos, está más allá de toda descripción y todo consuelo. El verdadero dolor es una ballena demasiado grande para ser arponeada. Y sin embargo, y a pesar de ello, los escritores nos empeñamos en poner #Palabras  en la nada. Arrojamos #Palabras como quien arroja piedrecitas a un pozo radioactivo hasta cegarlo.

Yo ahora sé que escribo para intentar otorgarle al Mal y al Dolor un sentido que en realidad sé que no tienen. Clapton y Allende utilizaron el único recurso que conocían para poder sobrellevar lo sucedido.

El arte es una herida hecha luz, decía Georges Braque. Necesitamos esa luz, no solo los que escribimos o pintamos o componemos música, sino también los que leemos y vemos cuadros y escuchamos un concierto. Todos necesitamos la belleza para que la vida nos sea soportable. Lo expresó muy bien Fernando Pessoa: “la literatura, como el arte en general, es la demostración de que la vida no basta”. No basta , no. Por eso estoy redactando este libro. Por eso lo estás leyendo. ”

La ridícula idea de no volver  a verte


Me quedé alucinada cuando leí a Rosa Montero. No había mejor redacción para explicar porqué había hecho mi blog. Estupendo libro de reflexiones.

Yo confieso que durante meses pensé que la existencia de un blog, era un desnudo brutal, una exposición de la intimidad y una revelación de mi misma que me haría vulnerable.Nada más lejos de la realidad. Cuando decidí escribir y dejar salir mi realidad y mis desvelos, comprobé que no solo no perdía sino que ganaba. Aún así, cuando Tan Dulcemente tomó VIDA, solo se lo conté a quienes me apetecía, a quienes habían estado más cerca de mí aquellos meses. En estos siete meses de vida he ido compartiéndolo con  todos  aquellos que pienso podían disfrutarlo. En este proceso, algún día lo publicaré en el facebook, dejando que las palabras lleguen a otros sitios.


Os doy las gracias por vuestras visitas, por leer lo que necesito contaros. Salud.





1 de septiembre de 2013

RUTINA


Una de las cosas más importantes  para los niños con TEA (trastorno de espectro autista), es  la rutina. Hace que el entorno sea previsible y les proporciona seguridad. Tengo que confesar que a mí también. Soy disciplinada y rutinaria. Las actividades  cotidianas  me hacen sentir bien. Necesito la rutina. A mis hijos les viene bien la rutina. En mi casa se vive con rutina.

Escuchamos  “estoy harta de la rutina”, “caímos en la rutina”, “la rutina te envuelve”… pero también frases como “bendita rutina”  o “necesito volver a la rutina”.

Puede que la rutina sea el mal de la existencia, vivida, claro está, desde el aburrimiento. La vida  del single, en pareja o con niños, pide a gritos rutina, o si se prefiere, estructura. No significa que cada día hagamos exactamente lo mismo que el anterior pero el esquema es similar.

A veces lo que hacemos es huir de la rutina, buscando una realidad que por novedosa e imprevisible vivimos como fascinante. Pero el final de ese momento llega y nos sentimos afortunados de volver a “lo de siempre”. Las vacaciones son estupendas, pero el regreso más todavía, nuestra cama, nuestra almohada, nuestras comidas (o las de mamá), nuestros olores… parece que empezamos a disfrutarlas cuando volvemos a casa viendo las fotografías.

Estos meses en los que mi rutina anterior se rompió por la mitad, me elaboré otra. Un plan en el que cada día era similar al anterior y poder desarrollarlo me llenaba de tranquilidad. Significaba que estaba bien y que podía llevarlo a cabo. Solo con eso,  mi ánimo se iluminaba.

Mañana es otro gran día, toca vuelta a la rutina, vuelta al trabajo, vuelta al cole. ¿Qué voy a decir?, pues que es maravilloso volver a la rutina, la invariabilidad se hace necesaria tras el sufrimiento. Por supuesto soy del grupo que dice “bendita rutina”. Salud.


25 de agosto de 2013

EN EL NOMBRE DE LA CRISIS


Antes era en nombre de la Santa Madre Iglesia y de la Santa Inquisición y desde hace unos años, en nombre de la Crisis. Todo parece estar justificado en su nombre , los desahucios, los recortes educativos y sanitarios, la desesperanza colectiva, los conflictos,  las mentiras y hasta el agujero de la capa de ozono.

No es cierto, hace tiempo que se encubren todo tipo de recortes y libertades y en la crisis hay quien ha encontrado la excusa perfecta para campar a sus anchas y dejar aflorar sus sentimientos y acciones más miserables pretendiento que queden impunes. Se han equivocado, al otro lado  se responde, bien porque te toque directamente o bien por solidaridad. 

En nombre de la crisis pretendieron mandarme a trabajar a los dos meses de haber acabado el tratamiento porque "las cosas están así ahora". Pues no señora, las cosas no sé como están pero si sé cómo son y si alguien se ha vuelto loco, no voy a ser yo quien alimente su locura. Afortunadamente, la inspectora médica, no se creyó Agustina de Aragón y tras sortear a la ruda administrativa, conseguí una cita con ella.  Defendió a la paciente que su médica de cabecera (esa gran mujer), había abandonado. No pude contarle cómo estaba ni cómo me sentía, mejor por escrito. Cuando terminó  me miro y dijo: " no puedo estar más de acuerdo con lo que expresas".  Fantástica su ración de cordura y respeto. Mujeres así hacen grande nuestro sistema público sanitario. Gratitud por siempre. Salud.

12 de agosto de 2013

AQUÍ Y AHORA

Sé que no soy nada original si digo que la vida es el aquí y el ahora. Ciertamente me lo creo y “mi ahora” es el momento que estoy escribiendo y el vuestro, el que estáis leyendo. No hay más. Mejor no ocuparse por el mañana, o por lo que ocurrirá dentro de un momento…pero claro, esto es complicado y necesita un entrenamiento.

Los que nos empeñamos en una cosa y no paramos hasta conseguirla, sabemos que no hay nada ni nadie que nos impida llegar a nuestro objetivo. Ciertamente es una cuestión de tiempo. Nunca he considerado la tenacidad como un valor, más bien me he tenido por cabezona, pero ante una situación como la que he pasado, le he puesto un marco de plata y la he colocado cerca de unas estampitas de María Auxiliadora.

No importan los consejos que nos den, las advertencias, los testimonios que leamos…lo que cuenta es nuestra propia experiencia y por muy empáticos que seamos,  nunca llegaremos a ponernos de una forma consciente y real en el pellejo de los demás. Es imposible.

He estado en las dos partes,  primero en la de la invulnerabilidad y después en la de la vulnerabilidad. No voy a decir por cual me decanto pero es evidente que sin equipaje,  se vive mejor. Entonces, digo yo, si la vida nos llena la mochila, ¡algo habrá que hacer con lo que llevamos dentro! ¿o no?. Pues bueno, mi respuesta es vivir. Pero no de cualquier manera. Propongo ser más intensa y fijarme más en todo.

Hace unos meses, terminé un curso de Atención Plena. Se trata de ser consciente de todo cuanto hacemos y “quitar el piloto automático”. A esto se llega a través de la meditación. El curso lo imparten Inma y Joaquín, dos guías maravillosos del mindfulness. Finalizamos el curso de 8 semanas con un día de meditación en la naturaleza y esto fue lo que escribí sobre la experiencia:

“Andar en bicicleta es una de las mayores satisfacciones que he experimentado. Tendría 7 años cuando mi hermano mayor me enseñó. Ese día me puse el traje de sentido del humor y en cada caída, la sonrisa afloraba en mi boca. Daba igual lo que me iba explicando, que si no muevas el manillar, que si mantente recta en el sillín, que si levanta el pié y da al pedal rápido...lo que cuenta es cómo te vas sincronizando y finalmente la experiencia.

Es posible que la meditación sea algo así. Puedes leer acerca de sus beneficios, te pueden explicar cómo hacerla, incluso puedes pensar que has hecho algo parecido…pero una vez más, lo que cuenta es la experiencia.

Para mí es un regalo en 5 sentidos. El olor, el gusto, el tacto, la imagen y el sonido del lugar dónde la hago… y es que la meditación va de mano de la atención plena, de tus sentidos, del estar presente.

Experiencias como la de Barayo son fundamentales para entender de qué va esto del mindfulness. El olor a mar, el sonido de la naturaleza y de su primo el tambor, el tacto suave de la arena en los pies, la vista en el horizonte y el sabor a ti mismo, son los ingredientes que hacen que la experiencia sea más que positiva.

La primera meditación en la naturaleza es diferente. Ni mas fácil ni más difícil, ni mejor ni peor, ni  más intensa ni más débil, ni más larga ni más corta...simplemente es otra cosa a experimentar. 12 personas (número singular),  cada una con su historia,  con sus vivencias, con su fortaleza, con su lucha,  con su templanza… se reúnen  y caminan llevando como aliado al silencio. Casi no nos conocemos, pero hay una unión ahogada, un respeto feroz, una distancia imaginaria que la sabiduría y el sentimiento acortan.

Muchas son las cosas que ves y que sientes ese día, el tambor que suena, salvaje y primitivo que conecta con tu profundidad deseando seguir el ritmo al más puro estilo Isadora Duncan,  los ojos que abro y la piedra en forma de corazón que aparece allí dónde poso la mirada, la dulce melodía natural, la cueva profanada por la curiosidad, la guía de tu compañera, un testimonio , la fuerza y el calor del grupo …pero de todas ellas la imagen de ti mismo, el encuentro personal, la metáfora de tu yo, planea envolviendo el día.

¡Gracias siempre y salud!"






2 de agosto de 2013

TÚ Y YO, SOMOS NOSOTROS


La vida es cíclica desde un punto de vista práctico.  Mi madre asegura , desde un aspecto más poético, que es como una bola de nieve en la que todo se repite y se agrega sabiduría. Ciertamente todo se repite y desde una mirada más terrenal, más del dia a dia, cada primavera asistimos a la operación bikini, a la vuelta de vacaciones  somos bombardeados con  diferentes fascículos y coleccionables y  a principios de año nos invitan a alistarnos al gimnasio de la esquina. Dos noticias destacan especialmente en verano y se repiten año tras año: el abandono de  mascotas y las rupturas sentimentales. La temporada estival parece ser la elegida por todos para poner el broche final a una convivencia que resulta imposible. A mí, de momento, me pasa lo contrario, cuanto más tiempo estoy con mi 1H, mejor me hace.

Desde que nació Tan Dulcemente, he pensado en hacerle una declaración de amor en toda regla y después de haber convivido sin descanso y con niños más de 10 días, ha llegado el momento. Me puse manos a la obra y me salian cosas como:

“Podría escribir los versos más tristes…. “, pero me di cuenta que esto ya lo había escrito Neruda.

Seguí intentándolo con  “Soñé que tú me llevabas por una blanca vereda…” pero me sonaba a  Machado.

Probé con algo así como:

“¡Ay, qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero”…
Pero estaba segura que era de Lorca.

En un último intento puse:

“Abreme amor la puerta
de la llaga perfecta.
Abre,amor mio abre
la puerta de mi sangre”…

 Me eché para atrás, lo volví a leer y vi planear la sombra de Miguel Hernández sobre las líneas.

Entonces, decidí escribir más prosa y menos verso.

He conocido el amor. El amor verdadero. El que te hace flotar y luego te aterriza. El que te deja permanecer en la nube. Lo descubrí al lado de un hombre maravilloso, mi  1H. La vida junto a él ha sido más fácil, más tranquila, más serena, dotada de más sentido del humor, sin miedos, con paciencia, más alegre, más estable. Nos conocimos en el colegio y aunque cada uno siguió su camino, nuestras vidas confluyeron 10 años después en plena calle, cuando la sonrisa de sus ojos me atrapó. A partir de ahí no paré hasta compartir mi vida con él.

Cuando me diagnosticaron el cáncer, pensé en mis otros 2H y en mi madre, pero no en nosotros. Si tenía que marchar, sería duro pero habíamos sido tan felices juntos, habíamos tenido tanta suerte de haber creado una historia tan sólida que no nos quedaría más remedio que encajarlo desde el recuerdo de lo vivido tan plenamente.

A lo largo de estos meses, Nacho ha sido el bálsamo para mis heridas, la roca a la que agarrarme cada vez que la marea  intentaba arrastrarme. Ha encajado cada golpe con serenidad, con dolor callado, sin perder la sonrisa, con positividad, sin caer en el desánimo y rescatándome cuando yo lo hacía. No ha bajado la cabeza ante el enemigo, lo ha mirado de lado y ha tenido sus manos sujetándome la espalda para mantenerme en pie. Y todo esto sin forzar los  sentimientos, porque él es así, pura fuerza mental y física, la misma que utiliza para hacer sus 8b.

Cuando empezamos a salir le dije a mi amiga Isa que mi chico no tenía ni un solo defecto. Tengo que confesar que me ha costado encontrarlos. Pequeñas cosas que me hicieron enfadar han pasado a la categoría de lo “sin importancia” y es que esta es otra de sus máximas, más bien la de su madre, esa maravillosa mujer que repite “lo que necesiteis”, pero ella se merece otra entrada.

Mi 1H, no se deja la piel en  la preparación de una celebración, ni de una cita, ni busca el regalo más especial por toda la ciudad, ni me regala flores, ni me da una fiesta sorpresa. Se ríe cuando le recuerdo que debemos de ser la única pareja en el mundo que no tenemos canción, que no celebra los aniversarios, ni San Valentín,  ni hacemos escapadas románticas, solos, sin niños…

Una declaración de amor, es eso, la expresión de amor y en una tarde donde todo eran nubes grises le pregunté que por qué a nosotros.  Me miró y sin esfuerzo dijo: “porque podemos soportarlo”. Ya está todo dicho. Salud siempre a tu lado.



18 de julio de 2013

¡FIESTA, QUE FANTÁSTICA FANTÁSTICA ESTA FIESTA!


           No hay nada mejor que celebrar en familia. Bueno sí, tener un motivo para hacerlo. Yo lo tengo, así que el pasado domingo 30 de junio, reunimos a un montón de familia y amigos en casa y celebramos fundamentalmente… ¡la Vida!

Después de un largo invierno,  me hacía mucha ilusión juntarlos a todos y brindar por lo que hemos dejado atrás  y por lo mucho y bueno que nos espera.

Tras haber sufrido  un aplazamiento porque el buen tiempo decidió no llegar a Asturias, pudimos disfrutar de una fiesta muy bonita, divertida, cálida y  emocionante y emotiva a partes iguales.

Siempre me ha gustado celebrar,  hacer fiestas, las reuniones… Muchas veces pensamos que celebrar una fiesta es un follón, ¿a quien invito?, ¿a quien dejo fuera?, mucho trabajo, organizar a la gente, cuadrar días, el pinchoteo,  buscar el sitio adecuado y en ocasiones desistimos porque  se nos hace cuesta arriba.  Otras veces tenemos la sensación de que nuestra casa siempre está abierta a los demás y no nos sentimos del todo correspondidos porque esa cena o comida “prometida”, se queda en una promesa incumplida. Hubo un tiempo en el que esto me molestaba y no lo entendía. Ahora sigo sin entenderlo, pero no me molesta, en absoluto. Supongo que  cada uno ofrece lo que tiene o lo que puede y como “no juzgar”, se ha convertido en una de mis máximas, nuestra casa sigue abierta sin importarme el estado de las demás.

Os puedo asegurar que fue una fiesta estupenda, en la que nos vimos  por un motivo muy bonito y que se reflejaba en la cara de todos. Un plan perfecto para cualquier tarde, que sin duda, volveremos a repetir cuando la ocasión lo merezca porque celebrar, siempre es maravilloso y ahora, nos sobran los motivos.

Gracias a todos por venir y por disfrutar tanto como nosotros. Salud.