Parece ser que cada
persona desarrolla con mayor intensidad un determinado canal sensorial: visual,
auditivo y sinestésico (gusto, olfato, tácto). Según un estudio neurocientífico,
ello depende de los estímulos que se hayan recibido durante los primeros años
de vida.
Sin duda mis estímulos han estado relacionados con el
olfato porque huelo constantemente. Lo hago en todas partes. Lo hago desde que
era una niña. Huelo los lugares, las cosas, las comidas, los libros, las personas.
No puedo reprimir mis deseos de oler. Es algo inherente a mí. Podría ser asesora
(ahora que están en boca de todos) humana para
medir olores, vamos, para
llevar a cabo la olfatometría.
Ciertamente hemos renunciado al mundo de los olores por nuestro
encorsetamiento cultural. El mundo animal está guiado por los olores y yo que
soy muy animal necesito oler. Reconocería el olor de mis 3H entre un millón. El
olor dulce de mi madre y fresco de mi padre.
Los olores evocan emociones pasadas vividas, es algo así
como si el olor permaneciera en el inventario de recuerdos del cerebro. A pesar
de que el ser humano puede reconocer 10.000 olores por separado, describir uno
es muy difícil puesto que nuestro vocabulario en este sentido es limitado.
Sabemos decir como qué huele y tenemos grabado cada uno de sus matices que
reconoceríamos allí dónde fuéramos.
Los recuerdos de un momento son más vivos cuando hay un
olor o sabor asociados. Dèjá vu (ya visto) para describir esa curiosa sensación
de estar viviendo por segunda vez una situación y el fenómeno de Proust, en
honor a Marcel Proust en su obra En busca
del tiempo perdido, describe las conexiones entre el olfato y la memoria:
"Al llevar a los labios una cucharada de té en la que había echado pedacitos
del bollo, y el trago tocó mi paladar, sentí algo extraordinario en el
interior; un placer delicioso me invadió y me aisló sin noción de qué lo
causaba. Cuando nada subsiste del pasado, cuando han muerto los seres y se han
derrumbado las cosas, perduran más persistentes y más fieles que nunca el olor
y el sabor sobre las ruinas de todo"
Hay olores desagradables, dulzones, hechos a medida,
envolventes, ácidos, adictivos…olores que recuerdan a un lugar, a una persona,
olores de la infancia, de juventud. Hay olores que marcan tu vida y si cierras
los ojos, revives aquel momento. El olor de la tierra mojada, del pan recién
salido del horno, de la colonia de Don
Algodón del instituto o de la Burberrys del día de mi boda, de la hierba recién
cortada, de madera quemándose, del mar, de mis hijos al nacer, del rio, el olor
a seco de Castilla, de figal, de los alelíes del balcón de mi abuela…
No tengo ni idea de a qué huele un sueño ni a qué huele
la vida, pero si sé que mi sueño es vivir oliendo a mis 3H. Salud.
Ay no me puedo resistir a comentar esa foto: GUAPA, GUAPA Y GUAPA. Espero que nunca pierdas ese don. Te quiero mucho.
ResponderEliminarAlba
Y yo no me puedo resistir a decir que estoy totalmente de acuerdo con mi peque... Y que esa imagen tan bonita sólo el reflejo de lo que guardas en tu interior. ¡Ah! y yo también te quiero
ResponderEliminarPreciosa la foto y precioso relato visual y...olfativo....
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo contigo...un olor te traslada siempre a un momento, una persona...algo que se ha quedado ya para siempre en ti..
Sigue disfrutando de TODO y de todos los olores!!!
Bego R.