23 de junio de 2013

BEA Y LA CARRERA DE LA MUJER 2013



El junio pasado mi amiga Bea y yo fuimos a Gijón a correr la carrera de la mujer. Ninguna de las dos habíamos padecido cáncer de mama ni acompañamos a ninguna amiga que lo hubiera tenido.  No conocíamos a nadie. Habíamos empezado a correr porque sí en noviembre y  junio era una buena fecha para participar en la carrera. En aquel momento nos movía la solidaridad.

Junio es un mes de mucho trabajo. Los informes, las evaluaciones, las reuniones y  los papeleos de última hora junto con lo cansados que estamos  nosotros y los niños, hacen los días eternos. El junio pasado fue  igual que todos, pero había algo más que yo desconocía y que se manifestó en una gran tristeza y apatía.  Aún no habíamos reservados nuestras vacaciones en Almería  cuando decidí adelantar mi cita con la ginecóloga de septiembre a julio, sin más. No sentía nada especial,  no noté nada, mi 3H acababa la lactancia y me pareció un buen momento para ir, otra vez,  sin más.  El radiólogo consideró el hallazgo como “una lotería” y yo, la afortunada,  no podía ni creérmelo. A partir de ahí, el parón en mi vida y los tratamientos.

Dejé de correr y en marzo, 9 meses después de la carrera, empezamos a entrenar de nuevo. Esta vez con una meta clara, “la carrera de la mujer 2013”. Digo empezamos porque no lo habría hecho sin mi  querida  Bea. Hace 4 años, cuando nos mudamos, tuvimos la suerte de tener al lado unos vecinos muy especiales. Unos vecinos que siempre están dispuestos a ayudar y que quieren a nuestros hijos como si fueran suyos. Gracias Ana, Rubén, Moncho y Bea.

Bea me puso las inyecciones de las defensas después de la quimio,  me regaló una pulsera para darme fuerza, estuvo  pendiente de mis ciclos para echarme una mano, ha cuidado de mis hijos,  se los ha llevado de paseo, los ha recogido del colegio, ha celebrado con flores el final de mi tratamiento…y ha sido mi personal trainer. Cuando no puedo más siempre me dice “a partir de aquí ya está  chupao, venga” y no me deja rendirme jamás. Un lujo de mujer, espontánea, fiel y generosa, otro descubrimiento, otra imprescindible. Alguien para tener cerca, muy cerca.

El año pasado ella me cedió el paso en la entrada a meta. El año pasado entramos abrazadas. El año pasado el cáncer hizo la carrera conmigo.
Este año ha vuelto a cederme el paso a la entrada en meta. Este año hemos vuelto a entrar abrazadas, pero este año el cáncer no ha vuelto a hacer la carrera conmigo, este año, no. Salud.





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