No hay nada mejor que celebrar en familia. Bueno sí,
tener un motivo para hacerlo. Yo lo tengo, así que el pasado domingo 30 de
junio, reunimos a un montón de familia y amigos en casa y celebramos
fundamentalmente… ¡la Vida!
Después
de un largo invierno, me hacía mucha
ilusión juntarlos a todos y brindar por lo que hemos dejado atrás y por lo mucho y bueno que nos espera.
Tras
haber sufrido un aplazamiento porque el
buen tiempo decidió no llegar a Asturias, pudimos disfrutar de una fiesta muy
bonita, divertida, cálida y emocionante
y emotiva a partes iguales.
Siempre
me ha gustado celebrar, hacer fiestas,
las reuniones… Muchas veces pensamos que celebrar una fiesta es un follón, ¿a
quien invito?, ¿a quien dejo fuera?, mucho trabajo, organizar a la gente,
cuadrar días, el pinchoteo, buscar el
sitio adecuado y en ocasiones desistimos porque
se nos hace cuesta arriba. Otras
veces tenemos la sensación de que nuestra casa siempre está abierta a los demás
y no nos sentimos del todo correspondidos porque esa cena o comida “prometida”,
se queda en una promesa incumplida. Hubo un tiempo en el que esto me molestaba
y no lo entendía. Ahora sigo sin entenderlo, pero no me molesta, en absoluto.
Supongo que cada uno ofrece lo que tiene
o lo que puede y como “no juzgar”, se ha convertido en una de mis máximas,
nuestra casa sigue abierta sin importarme el estado de las demás.
Os
puedo asegurar que fue una fiesta estupenda, en la que nos vimos por un motivo muy bonito y que se reflejaba
en la cara de todos. Un plan perfecto para cualquier tarde, que sin duda,
volveremos a repetir cuando la ocasión lo merezca porque celebrar, siempre es
maravilloso y ahora, nos sobran los motivos.
Gracias a ti por invitarnos y por formar parte de nuestras vidas.me encantó la fiesta!!! Se respiro alegría y buen rollo por los cuatro costados.salud amigina
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