19 de octubre de 2013

19 DE OCTUBRE


Cuando tienes cáncer te sientes morir. La noticia se hunde en ti como una gran piedra en el agua que no opone resistencia por lo inesperado de la situación. Así estaba yo, tranquila, confiada, discurriendo por mi cauce cuando el enemigo ya había entrado. Ni un solo síntoma físico,  ni una sola llamada de alerta, ni la más mínima sospecha, solamente una profunda tristeza que me acompañaba aquella temporada. Supongo que fue una señal  que no supe interpretar en aquel momento y aunque si la percibí, la achaqué a otros asuntos.
Si, cuando te dicen que tienes cáncer en tu mente se dibuja tu muerte, una muerte próxima, una existencia incierta, más incierta que nunca, porque hasta el momento te sientes inmortal, fuerte y libre y es que a ti “esas cosas no te pueden pasar”. Pero pasan y yo soy otro ejemplo de ello.

Otro tópico; “a mí el cáncer me ha cambiado la vida”. Sí, así es, cambio hacia positivo, muy positivo. He entendido perfectamente de qué va la vida, he conocido gente estupenda y he comenzado  a hacer cosas para las que antes “no tenía tiempo” y ahora se han convertido en  imprescindibles.

El cáncer mata, eso es evidente, pero no siempre y los pacientes necesitamos que los médicos nos lo digan, que nuestro sistema sea más acogedor con nosotros cuando te ves al borde del precipicio sin un mísero agarre que rozar con las yemas de tus dedos. Necesitamos esperanza, que no engaños y que nos acompañen en un camino nuevo y muy angustioso. Está demostrado que los tratamientos funcionan mucho mejor cuanto más positivo está el paciente y lo percibe como algo sanador. Fuerza y positividad al enfermo se revelan como imprescindibles. También es cierto que en momentos tan difíciles necesitas el tan denostado en educación, aprendizaje por repetición, que consiste en que tu acompañante te repita una y otra vez lo positivo que ha dicho el médico, que por insistente, acabas integrando. Ahora, visto desde la distancia, me doy cuenta que no estaba preparada para apreciar lo positivo que me decían.


A mí me gustaría que la palabra cáncer dejara de ser el estigma de nuestra sociedad, sobretodo por todos los que enfermamos y pensamos irremediablemente que nuestros días están contados. Es una batalla social, lo sé,  pero hay que estar ahí, por eso escribo estas palabras, porque escribir del cáncer desde la positividad no es lo común, no es a lo que estamos acostumbrados, pero a mí hoy se me llena la boca para decir que sí, que se puede, que hay vida después del cáncer, que las cosas vuelven a ir bien, a ser lo de siempre, a recuperar la persona que eras antes y que con pequeños gestos cambiamos creencias  y así, triunfamos. Felíz día y salud, mucha salud.

4 comentarios:

  1. Tengo una amiga, de las de verdad, enferma de cáncer... Vivo su proceso. Es mi vecina. Se fue diez días, quedando conectada a una máquina, y en medio de ese viaje recibió un mensaje de esperanza. Ha vuelto, se recupera, sigue luchando... estornuda y se cae su mundo, pero ha recuperado una sonrisa que yo no le conocía....

    Salud, Salud, Salud... mayúscula salud que se instala en tus palabras.

    Gracias por compartirlas... dulcemente.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti por leerlas Alicia. Mucha fuerza para tu amiga y mucho ánimo a ti para que puedas acompañarla. Un abrazo.

      Eliminar
  2. Hola seguro que te acuerdas de mi, me llamo Silvia Vázquez y estudiamos juntas en Apolinar. Me ha emocionado cada palabra que has escrito en este blog maravilloso. Seguro que vas a ayudar a mucha gente con cáncer. Me alegro muchísimo que estés bien. Te leeré todas las semanas. Muchos besos y como tu dices, mucha, mucha salud.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por supuesto que te recuerdo Silvia y no sabes cuanto me alegra volver a "verte". Gracias por asomarte a esta ventana y por quedarte. Gracias por tus palabras. Escribo sobre todo para mí, porque lo necesito, pero si alguien encuentra luz en lo que cuento, redondo. Lo dicho, mil gracias un beso y salud, claro que sí.

      Eliminar